LA FUENSANTA, 1929
La Fuensanta
es un cuadro del pintor Julio Romero de Torres. Se trata de un óleo y
temple sobre lienzo de 100x80 cm. La modelo del cuadro fue María Teresa
López, que también sirvió de modelo para el cuadro de La chiquita piconera
El
cuadro, para el cual posara María Teresa López, muestra a la joven
sentada, en tres cuartos y la cabeza mirando directamente al espectador.
En la parte superior izquierda se aprecia un caño del que brota agua,
sugiriendo , quizá, que la mujer se ha sentado a reposar en su tarea de
llenar el gran cántaro plateado, sobre que apoya los brazos en actitud
relajada. Su sencilla vestimenta, falda roja y camisa blanca, contrasta
con el fondo, de tonos neutros, alejándose de otras obras de temática
similar en la que aparecen, como sacados de contexto, texturas más
lujosas -encajes o seda-. El foco se centra en la parte central del
cuadro, resaltando la cara, brazos y torso de la modelo. Ilumina, así
mismo, la parte central del cántaro, incidiendo en la textura del mismo y
dejando apreciar el minucioso detallismo con el que ha sido
representando.
En
el oscuro cielo se abre una pequeña banda de claridad, situada a la
misma altura que la cara de la modelo. Esto, junto a su fija mirada
serena, centran la atención del espectador, contrarrestando el efecto
del brillo del cántaro.
Teresa
empezó a posar para Julio Romero con solo 12 años debido a la vecindad
que tenía con el estudio del pintor en Córdoba y que hizo que él
reparase en aquella niña a la que iría pintando en numerosos cuadros y
por la que llegó a sentir una atracción irresistible. Cuando Julio la
retrató en este cuadro Teresa tenía 16 años y de ella se llegó a decir
que había sido su amante, relación que ella siempre negó y que
ratificó poco antes de su muerte en el 2003 en una olvidada residencia
de ancianos.
En
este cuadro, aparece apoyada sobre un cántaro plateado y al lado de una
fuente que da nombre al cuadro y que debe corresponder a la del
Santuario de La Fuensanta, en Córdoba, un lugar donde la tradición sitúa
la aparición de la Virgen y a cuyo manantial se le atribuyen
propiedades curativas. Como en toda la obra de Julio Romero, se
entroncan los símbolos, la tradición, la religión y la sensualidad.
Fue
exhibido en el Pabellón de Córdoba de la Exposición Iberoamericana de
Sevilla de 1929 y, desde entonces, no se supo de su paradero hasta 2007.
Hasta ese momento, sólo se conservaba del mismo una fotografía en
blanco y negro, que fue la que se usó en la reproducción del cuadro en
los billetes de 100 pesetas que estuvieron en circulación desde 1955
hasta 1978, llegando a fabricarse 981.200.000 unidades.
A partir de la exposición «Arte en el Dinero. Dinero en el Arte»,
en el Museo Casa de la Moneda de Argentina, el cuadro fue localizado.
Su propietario, un ciudadano argentino que lo compró en 1994, contactó
con la directora de Museos Municipales de Córdoba, Mercedes Valverde
para su autentificación
Una
vez comprobado que, efectivamente, se trataba de la obra original, la
obra fue puesta a la venta. El ayuntamiento de Córdoba negoció su
adquisición, si bien tuvo que renunciar ante la elevada cifra propuesta
por el propietario La obra fue finalmente subatada por la galería
londinense Sotheby's el 14 de noviembre de 2007 Tasado entre 600.000 y
700.000 euros, el Ministerio de Cultura de España participó en la puja.
Bibliografía : " Julio Romero de Torres " Entre el mito y la realidad
Edic: Museo Carmen Thyssen, Málaga
Tamara Tamaral
15-08-2014
15-08-2014
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