EL PECADO, 1913
El pecado ´´oleo sobre temple 185 x 202 cm Museo Julio Romero de Torres, Córdoba |
Una de las obras más famosas de Julio Romero de Torres es la titulada El pecado, parte integrante de una trilogía también formada por La gracia y Las dos sendas, trilogía en la que Romero plantea el binomio virtud-pecado. La mujer es, como suele ocurrir en la obra de Romero, la protagonista absoluta de esta dualidad. La escena se desenvuelve en un verdoso atardecer, con el castillo de Almodóvar al fondo y en primer plano la iglesia de San Hipólito.
En 1915 , Julio Romero de Torres presentó en la Exposición Nacional dos lienzos : L a gracia y El pecado . En este último Romero de Torres hace un guiño a la
Venus del espejo de Velázquez ( 1647-1651 ). Pero lo que en el pintor sevillano es suntuosidad, elegancia y seducción , arropada por los personajes Venus y Cupido por el rojo cortinaje que aporta teatralidad y sirve para enmarcar la escena y complementar su boato, en El pecado , el cuerpo de la mujer está completamente de espaldas y el espejo en que se mira , quien ya no es una diosa , es sostenido por viejas enlutadas , que forman un telón de fondo mucho
más tétrico . Ya no hay mitología, sino ácida realidad.
La cortesana tiene un collar de coral , las celestinas cuchichean entre ellas y una de las mujeres del pueblo, cuyo modelo fue la cantaora Carmen Casena, ofrece una manzana como símbolo del pecado . Venus es también Eva . La Celestina es oro personaje fundamental , oscuro y gris, y con una carga simbólica en la literatura castellana . En ese mismo juego de oposición y contrarios en el que la piel desnuda se contrapone a los negros vestidos de las celestinas
Reflejado en un espejo ovalado, que presenta un marco de rica decoración , aparece el rostro femenino . Este formato fue habitual en los espejos utilizados a finales del siglo XIX. Su aparición en esta obra no fue el único caso , ya que el pintor utilizó este motivo simbólico en otras obras como La niña del espejo , realizada para la exposición de Bilbao de 1919, y La Contrariedad que se expuso en Buenos Aires en 1922.
El espejo tiene carácter mágico . Además de recordarnos el mito de Narciso , el espejo es un ícono lunar , pues necesita recibir la luz al igual que el satélite de la tierra, y los espejos de mano son símbolos de la verdad. Como la luna, para el pensamiento del siglo XIX la mujer era un simple reflejo del mundo que la rodeaba. La feminidad era una fuente de continua fascinación para la propia mujer, porque mirarse a si misma era su único contacto con la realidad.
En el caso de El pecado , la obra es sinónimo de coquetería femenina y de los defectos terrenales como la vanidad . A los pies aparecen rosas, como resultado de la belleza efímera y de los presentes que le serán entregados por sus amantes . Y en el suelo , los zapatos, que simbolizan las bajas cosas naturales , tanto desde el punto de vista de lo humilde como de lo ruin. Pero los zapatos son también un símbolo de lo femenino , y el detalle y el lujo del raso de seda , son representativos de elegancia, un signo sofisticado de la moda de su tiempo.El pintor los utilizó con un sentido fetichista en numerosas obras.
El asunto del espejo llegó a tener diversas lecturas y tanta carga simbólica y estética para los pintores que a finales de la primera década del siglo XX este tema se convirtió en uno de los que más se repetía entre loa autores academicistas. Los nombres de las obras eran comunes ,Vanidad, El espejo , Su reflejo.
Para Carmelo Casaño , La gracia y El pecado no tienen precisamente una lectura moralizante . En El pecado la cortesana está deslumbrante , en La gracia deshecha y abatida , el mundo la ha vencido . Es una creación blasfema sin paliativos , y estas dos obras son la culminación del simbolismo crítico . Julio Romero de Torres juzgaba la ética sexual burguesa de su época .Aunque ciertamente , no cabe la duda de si era un crítico o una persona en connivencia con esa misma moral, porque, al mismo tiempo , el pintor demuestra su apego por un código androcéntrico, que es el que rige los destinos de quienes le rodean .
La sensualidad y el erotismo están en permanente conflicto con un mundo de sólidos valores religiosos , representado por el amor cortés , Amor sacro y Amor profano y El pecado y La gracia representan el conflicto entre el espíritu medieval y el del Renacimiento . Julio Romero de Torres, gran admirador de este último período artístico , concebía su estatus como hombre- creador en el centro del universo
Bibliografía : Julio Romero de Torres " Entre el mito y la realidad
Edic : Colección Carmen Thyssen
Bibliografía : Julio Romero de Torres " Entre el mito y la realidad
Edic : Colección Carmen Thyssen
Tamara Tamaral
8-08-2014
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